Ricardo creó y dirige El Correcamino, una cooperativa de trabajadores ubicada en el barrio porteño de Villa Crespo que está orientada a la recolección de residuos reciclables y a la inclusión social de sus trabajadores. Su objetivo es combinar el cuidado del medio ambiente con la generación de fuentes de trabajo dignas y legítimas. De esta manera, logran recuperar la autoestima de sus miembros a la vez que le brindan un servicio a la comunidad.
Ricardo vivió en el abandono y la vulnerabilidad de la calle. Por eso, tras la crisis de 2001, decidió crear El Correcamino. “Quiero que ni mis hijos y nietos, ni los de nadie en este mundo, carguen con la misma mochila social que cargué yo: una mochila social no solo de abandono sino también de incapacidad cultural que siempre me cerró las puertas. Quiero intentar mejorar la vida de quienes quieran trabajar en un proyecto así”.
El Correcamino nuclea a unas 43 familias y su trabajo beneficia a miles de vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. La cooperativa cuenta con dos vehículos propios con los que lleva a cabo la recolección personalizada de los residuos reciclables, así como de otros elementos en desuso. A futuro, Ricardo proyecta la construcción de un predio ecológico para poder incorporar a un mayor número de familias.
“Prefiero morir solo como San Martín antes que bajar los brazos y no hacer nada por todos los niños y los jóvenes que están en la calle sin posibilidades. No quiero irme de este mundo sin dejar una huella de utilidad a toda la sociedad”.
