Nancy abrió las puertas de su hogar para dar albergue, contención y herramientas a mujeres y niños que estén atravesando situaciones de violencia y vulnerabilidad. El objetivo es en primer lugar preservar sus vidas, su integridad física y mental. Además, junto a su equipo promocionan los derechos de mujeres y niños a través de charlas, trabajan de forma interdisciplinaria para su empoderamiento y logran una buena reinserción en la sociedad para una vida sin violencia.
La acción de Nancy comenzó cuando escuchó cómo una vecina y su hija padecían una situación de violencia. Intervino activamente saltando el muro, deteniendo los golpes y llevando a su vecina a su casa. Fue la primera de muchas mujeres que alojaría.
Desde hace 14 años, Nancy lleva esta obra adelante junto a un grupo de colaboradoras. El refugio brinda un espacio sin límites de permanencia, con asistencia jurídica y psicológica, individual y personal para un promedio de 30 personas, entre mujeres y niños.
“Me preocupaba ver el sometimiento de las mujeres, y la naturalidad con la que soportaban el maltrato físico y psicológico amigas, conocidas y demás mujeres en general, a las que les preguntaba por qué aguantaban todo eso. La respuesta siempre era la misma: “¿A dónde voy a ir?”