Mario creó y dirige El Desafío, una fundación que lucha contra la pobreza y la exclusión estructural en Rosario. Tiene dos ejes: el trabajo comunitario con familias y chicos en situación de pobreza y el desarrollo de programas que buscan incentivar la participación de los ciudadanos que no sufren urgencias sociales. “Entendemos que el cambio social profundo en nuestro país necesita de toda la sociedad, y trabajamos en ese sentido a través de la innovación y la creatividad”, sostiene Mario.
A la tarde, se abre el Galpón de El Desafío y comienzan los talleres de hockey, murga, arte, apoyo escolar, e-learning, entre otros. En esos espacios, los chicos y jóvenes que participan se alejan de la calle y comienzan a repensar su propio futuro. También reciben capacitaciones en temas de salud y nutrición. “Estamos convencidos de que los chicos son agentes de cambio social”. Para Mario, su tarea no es solidaria, sino una acción de justicia, necesaria para valorar los derechos de los chicos y conectarlos con las capacidades que ellos mismos tienen para mejorar la realidad.
Desde la creación en 2002 hasta la actualidad, más de 350 chicos de entre 7 y 17 años y 500 voluntarios han participado de las actividades de la Fundación. Además, sus charlas y eventos han alcanzado a unas 5000 personas. Los participantes han desarrollado habilidades que les permiten proyectar su futuro mediante talleres, viajes, chequeos médicos, cursos y capacitaciones varias.
“Es simple. No puedo no sentirme responsable de lo que pasa en nuestro país. No puedo aceptar que haya millones de chicos y personas viviendo en la pobreza y exclusión social. El problema es nuestro, de todos los argentinos, no de ‘otros’”.
